La iglesia, junto con su torre, es el centro, hito y germen del pueblo de Chillón. Es su elemento más destacado y la seña de identidad. Se alza en lo alto de la loma en la que se desarrolla el pueblo dominando el perfil de la localidad, y siendo el centro de la mayoría de los actos y festividades locales.
La iglesia es el compendio de diversas edificaciones que resumen la historia del pueblo, torre defensiva árabe, castillo señorial medieval y una iglesia donde se unen el estilo gótico en la cabecera de la iglesia, con la nave renacentista, sin poder perdernos el soberbio artesonado mudéjar que cubre el edificio.
Este edifico nos recibe con su robusta presencia desde cualquier entrada al pueblo, con su torre rematada con airosa espadaña perfila el cielo de Chillón. Rodear la iglesia, es descubrir los diferentes estilos y usos que la han salpicado: gárgolas, ventanas góticas, una puerta mudéjar, una renacentista, una poderosa torre y un gran rosetón en la fachada principal que ilumina un interior majestuoso, sobrio, oscuro dada las pocas ventanas que hay en los muros del antiguo castillo. El ábside del último gótico es de Hernán Ruiz I siendo las naves de su nieto, ya en estilo renacentista. Pero un interior sobrio no es vacío, la capilla dentro de la torre contiene una bella pila bautismal, el muro sur unos frescos de la Pasión de Cristo del estilo tardo gótico, restos del antiguo retablo de escuela sevillana salpican el interior y la puerta de la sacristía es una genial obra del gótico florido.
No podemos pasar lo que alberga la antigua torre del castillo señoría, esta alberga el conocido como “tesoro”. No tiene puesto el nombre al azar, puesto que, comunicadas por una interesante escalera de caracol, diversas habitaciones contienen varias muestras de orfebrería de diversa época de gran valor, un frontal de plata mexicana, una custodia de Damián de Castro, o el ajuar de la patrona del pueblo, la Virgen del Castillo.
Texto realizado y cedido por Miguel Ángel Zamorano Delgado